De ViajeEstados

¡Feliz Año Nuevo en junio! Así renace el tiempo bajo la luna del desierto

Mientras muchos esperan diciembre para celebrar, el pueblo Seri recibe un nuevo ciclo con la primera luna llena del verano, en una ceremonia ancestral de fuego, cantos y transformación espiritual

Cuando la primera luna llena del verano aparece en el cielo sonorense, no solo alumbra el desierto: despierta un nuevo año, una nueva vida. Para el pueblo Seri (los comca’ac) el tiempo no avanza con el reloj ni se mide por hojas de calendario, sino por los ciclos sagrados de la naturaleza.

Aquí, donde el mar y el desierto se abrazan, el año nuevo se celebra con fuego, cantos y estrellas, en un ritual ancestral que honra el poder de la renovación.

A diferencia del mundo occidental, que celebra el inicio de año en pleno invierno, los Seri lo hacen cuando la vida florece, cuando la tierra vuelve a respirar. La luna llena de verano no solo marca un nuevo ciclo lunar: señala un renacer espiritual, un momento para agradecer, purificarse y prepararse para lo que vendrá.

En esta noche sagrada, el desierto se decora con listones de colores que simbolizan la alegría, y los rostros se pintan con diseños únicos en azul, rojo y blanco, trazos que representan armonía, abundancia, salud y fuerza interior. Cada color, cada línea, es una declaración de identidad y propósito.

Rituales que conectan

El Año Nuevo Seri no se celebra con fuegos artificiales, sino con fuego sagrado. La comunidad se reúne bajo las estrellas, alrededor de fogatas encendidas no solo para iluminar, sino para abrir portales de energía.

Durante la ceremonia, se realizan cantos ancestrales que conectan con los espíritus de la naturaleza, con los ancestros, con el universo mismo. Se ofrece una cena simbólica: frutos del mar que los alimenta y carnes del desierto que los sostiene.

En medio del ritual, los visitantes también son invitados a soltar las malas energías y recibir un amuleto de protección: un collar hecho a mano con símbolos como la mariposa, guardiana de la libertad y la transformación.

Cuando la luna domina el cielo y las estrellas parecen susurrar, un astrólogo guía la mirada hacia las constelaciones. En su voz, las historias del firmamento se entrelazan con las de la Tierra. Para este pueblo, el cielo no está allá arriba: está aquí, habitado, vivo, escuchando.

Los cánticos continúan. Los cuerpos bailan. La arena cálida bajo los pies y el mar oscuro en el horizonte se convierten en testigos de este momento eterno donde el tiempo deja de ser una línea y se vuelve círculo.

Más que una fiesta, el Año Nuevo Seri es una ceremonia de renacimiento. No se trata de hacer promesas ni de contar los segundos hasta la medianoche. Se trata de reconectar con lo esencial, de entender que cada año que empieza es una oportunidad para florecer desde adentro, como la tierra después de la lluvia.

En un mundo apresurado, este ritual ofrece una pausa sagrada. Una forma distinta de entender el tiempo, no como urgencia, sino como ritmo natural. No como cuenta regresiva, sino como renovación del espíritu.

Artículos Relacionados