Opinión

México y su primer lugar mundial en abuso sexual infantil

De acuerdo a datos de la OMS.

Fuente: Pixabay

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, uno de cada cinco menores sufre abuso sexual antes de los 17 años. Si esta conducta criminal fuera una enfermedad, sería declarada como pandemia.

Los índices de abuso sexual infantil en México lo colocan en el primer lugar del mundo, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, estadística que se fortaleció con la Consulta Infantil y Juvenil 2021 aplicada por el Instituto Nacional Electoral, la cual arrojó que una de cada cuatro niñas, niños y adolescentes mexicanos de 10 a 17 años afirman estar expuestos a abuso sexual en su comunidad o el entorno en el que viven.

Y hay más y estremecedores referentes: de acuerdo a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (2015), en México se cometen anualmente más de 600 mil delitos sexuales, de los cuales, alrededor de 240 mil son en contra de menores de 15 años; 9 de cada diez son mujeres. Los números suenan fríos, pero detrás de cada caso hay una historia que desgarra.

Más de la mitad de los casos son cometidos en el hogar y más del 60 por ciento por parte de familiares o personas conocidas, lo que eleva la gravedad, ya que los menores son vejados por quienes deberían protegerlos, papá, tío, abuelo, padrastro, primo, maestro, por mencionar algunos, dejando impactos emocionales y físicos a largo plazo en las víctimas.

El 19 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Prevención contra el Abuso Sexual Infantil, en un esfuerzo global por visibilizarlo, pero urgen políticas públicas eficaces y efectivas que realmente protejan al inocente, hagan justicia, castiguen al culpable, pero, sobre todo, rompan la cadena de abuso ya que, al tratar psicológicamente a la víctima se prevendrá, en la manera de lo posible, que sea un futuro agresor sexual toda vez que 6 de cada 10 abusadores fueron abusados de niños.

Herramientas de psiquiatría forense deberían ser aplicadas en todas y cada una de las aulas buscando indicios o causa probable del delito en un ambiente neutral para la niñez que ve como normal esta clase de abuso, que también muchas veces es permitido por la imagen materna por miedo, complacencia, ignorancia, dependencia económica o abuso sistemático familiar.

El tema para esta entrega ameritaba toda la información estadística oficial disponible, a la vista y alcance de todos. No hay lugar para “otros datos”.

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