El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, reafirmó este miércoles que su país no adoptará el objetivo de gasto militar del 5% del Producto Interno Bruto (PIB), acordado por la mayoría de los miembros de la OTAN en la cumbre celebrada en La Haya.
Desde esa ciudad neerlandesa, calificó esa meta como un “absoluto error” para los intereses de España, y anunció que su administración mantendrá el objetivo previamente fijado del 2.1%.
Durante una rueda de prensa, Sánchez señaló que el debate sobre Defensa no debe centrarse exclusivamente en el porcentaje del PIB destinado al sector, sino en las capacidades específicas que cada país puede aportar.
“Una alianza se basa en qué capacidades necesitamos aportar cada Estado miembro”, subrayó el mandatario socialista.
Respuesta de Trump
La negativa española generó una dura reacción del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien declaró a la prensa que España “pagará en el frente comercial” por no adherirse a la meta común.
“España es el único país que se niega a pagar ese porcentaje, pero tendrán que pagarnos de vuelta del lado del comercio”, afirmó Trump.
Sánchez reconoció que, durante los dos días de la cumbre, celebrada entre martes y miércoles, no hubo interacción directa con Trump, y atribuyó esta ausencia de diálogo a una “casualidad”.
El jefe del Ejecutivo español también reveló que, antes de la cumbre, pactó con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, una fórmula flexible que evita comprometer a España con el aumento al 5% del PIB en los próximos diez años.
Alcanzar esa cifra, aseguró, supondría más de 300 mil millones de euros en una década, algo que considera inviable.
“Me queda claro que, si hoy hubiera otro presidente del Gobierno aquí, hoy España habría firmado el 5% del PIB en Defensa. Y eso sería un absoluto error para España”, afirmó.
Sánchez agradeció a sus socios de la OTAN el respeto a la soberanía nacional, insistiendo en que España es “un país serio que cumple con sus compromisos”.
La decisión llega en un contexto político complejo para el presidente, quien lidera un gobierno en minoría con apoyo de partidos de izquierda radical y nacionalistas vascos y catalanes.
Enfrenta además presiones internas para priorizar el gasto social y no recortar en áreas sensibles por el incremento en inversión militar. A esto se suman recientes escándalos de corrupción que salpican a figuras cercanas a su gobierno, como Santos Cerdán y el exministro José Luis Ábalos.
