Alejandro Sanz ha respondido a las fuertes declaraciones que hizo en su contra Ivet Playà, una fan española que a través de un video en redes sociales lo acusó de haber sostenido una relación con ella en condiciones que califica como inadecuadas y marcadas por un desequilibrio de poder.
Ivet afirma que conoció al cantante siendo una admiradora joven, y que lo que vivieron (aunque aparentemente consensuado) la dejó emocionalmente herida. Dice sentirse “utilizada, manipulada y engañada”, y acusa a Sanz de haber cruzado límites morales al involucrarse con una fan que lo admiraba profundamente.
Ante estos señalamientos, el artista de 56 años publicó un mensaje en Instagram sin entrar en detalles, pero reconociendo que compartieron una relación afectiva.
“Ivet, yo tenía un recuerdo muy bonito de nosotros dos, personas adultas compartiendo su cariño, siendo libres. Qué pena que este sentimiento se haya roto ahora”, escribió.
Sin embargo, Sanz sugirió que la denuncia podría estar relacionada con un conflicto reciente. Aseguró que, en mayo, Ivet le propuso invertir en un negocio familiar, oferta que él rechazó tras consultarlo con sus asesores. Para el cantante, lo que ahora se ha hecho público podría estar motivado por esta negativa.
“Quiero que sepas que nunca he sido partícipe de estas prácticas y así seguiré toda mi vida”, expresó, en referencia a cualquier posible intento de manipulación o presión económica.
La publicación concluyó con un mensaje de despedida:
“Te deseo encuentres pronto tu camino y felicidad”.
Las redes sociales han reaccionado de inmediato, dividiéndose entre quienes apoyan a la joven denunciante y quienes respaldan al intérprete, en un caso que reabre el debate sobre los vínculos entre artistas y sus fans, los límites éticos, y el impacto emocional de este tipo de relaciones.
