En su conferencia matutina de este viernes, el Presidente Andrés Manuel López Obrador enfrentó críticas de la prensa internacional, particularmente de una corresponsal de la cadena Univisión, quien lo acusó de comprometer la seguridad de Natalie Kitroeff, corresponsal del New York Times en México. Las acusaciones surgieron mientras el presidente desmentía un reportaje que, según él, buscaba desprestigiar a su gobierno, conocido como la Cuarta Transformación (4T).
AMLO, característicamente franco en sus respuestas, restó importancia a las acusaciones y sugirió que la situación estaba siendo exagerada. Argumentó que la libertad está por encima de cualquier ley de datos personales y cuestionó el derecho de los periodistas a calumniar sin pruebas. “No exageren”, aconsejó, sugiriendo a Kitroeff que simplemente cambiara su número telefónico si se sentía comprometida.
El mandatario aprovechó la oportunidad para reiterar que no existe censura en sus conferencias de prensa, señalando la participación ocasional de Jorge Ramos. No obstante, defendió su posición y la de su gobierno con vehemencia, subrayando que su autoridad moral y política, respaldada por un movimiento democrático, merece respeto. Criticó la actitud de la prensa estadounidense, particularmente del New York Times, por considerarla prepotente y carente del respeto debido a su administración.
López Obrador también se refirió a las acusaciones personales y políticas, destacando el daño reputacional hacia él y su familia derivado de reportajes que los vinculan injustamente con el narcotráfico. Rechazó cualquier forma de calumnia, afirmando que, a diferencia de Estados Unidos, en México se permite la réplica a tales acusaciones.
Concluyó su intervención con un llamado a los medios extranjeros para que modifiquen su enfoque y se pregunten si en Estados Unidos se toleraría un trato similar hacia su presidente. De esta manera, AMLO destacó la diferencia entre la prensa mexicana, a la que describió como humilde, y la actitud que percibe de algunos corresponsales estadounidenses, a quienes acusó de servir a intereses oligárquicos bajo el disfraz de periodismo.