Es extraño, muy extraño, que varios comunicadores ligados con el salinismo hayan salido a lanzar alertas sobre una posibilidad de “magnicidio” con la que todavía ni siquiera es candidata oficial del PAN y al resto de los partidos satélites a la presidencia, Xóchitl Gálvez Ruiz.
La ex congresista del PRI, Beatriz Pagés, a quién en redes sociales apodan “la mataviejitas” por su parecido físico con la asesina en serie, el ex titular de Notimex durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, Raymundo Rivapalacio, a quién apodan en los bajos mundos del periodismo “RivaPANazio” o “El Gordo” y a quién el recordado Jaime Avilés bautizara cómo el “patas de caballo”, Joaquín López Dóriga, han sido algunos de los pregoneros del desastre que se han sumado a difundir esta irresponsable versión en los espacios en donde a diario escupen veneno contra el presidente y su gobierno.
Es totalmente innecesario y hasta contraproducente para el gobierno actual emprender alguna acción contra los débiles opositores, cuando en recientes encuestas las “corcholatas” superan a Gálvez por 30 o más puntos en careos directos. Con los antecedentes de violencia y magnicidios en el PRI y el PAN, la señora Gálvez debe tomar en cuenta lo que puede ser considerada hasta ¡una amenaza! por parte del propio presidente nacional de su partido, Marko Cortés.
A los únicos que les conviene “calentar la plaza” para deslegitimar las próximas elecciones que ya tienen perdidas es a la derecha. Con lo peligrosos que son, quizás le convenga a la señora Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz reflexionar sobre si quiere exponerse a esa clase de riesgos por parte de un grupo de oligarcas dispuestos a todo con tal de regresar al poder absoluto que tuvieron durante la era neoliberal.
Por lo pronto, responsabilizamos a pseudoperiodistas irresponsables cómo Joaquín López Dóriga, Beatriz Pagés, Raymundo Villapalacio, a sus jefes y a quienes se sumen a este nado sincronizado sobre un “posible magnicidio” de cualquier cosa que pueda pasarle a la señora Gálvez Ruiz en su integridad, tanto a ella, cómo a su familia. Son unos irresponsables.