En su primer día de regreso a la presidencia, Donald Trump utilizó sus poderes de clemencia para otorgar indultos y conmutar las sentencias de más de 1,500 personas acusadas por su participación en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. La medida incluyó a individuos condenados por ataques violentos contra policías y líderes de grupos extremistas de derecha, desmantelando así la extensa labor del Departamento de Justicia en uno de los mayores procesos judiciales en la historia de Estados Unidos.
Los indultos, que también abarcaron 450 casos pendientes, fueron acompañados de un discurso en el que Trump describió a los acusados como “patriotas” y afirmó que estaban siendo víctimas de una “injusticia nacional”. La decisión fue recibida con júbilo por los partidarios de Trump, quienes se congregaron en las afueras de la cárcel de Washington para celebrar la liberación de varios detenidos.
Entre los beneficiados se encuentran figuras como Stewart Rhodes, fundador de los Oath Keepers, y Enrique Tarrio, líder de los Proud Boys, ambos condenados por conspiración sediciosa. Los abogados de los liberados calificaron la medida como un “momento crucial” para sus clientes y el país.
Sin embargo, la acción de Trump ha generado una fuerte condena por parte de líderes demócratas y miembros de las fuerzas del orden. La expresidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, calificó los indultos como “una afrenta al sistema de justicia y a los héroes que defendieron el Capitolio”. Por su parte, el líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, advirtió que Trump está “legitimando la impunidad” de quienes buscan subvertir la democracia.
Michael Fanone, un exoficial de policía que resultó gravemente herido durante el ataque, expresó su indignación al saber que los responsables de agredir a policías fueron liberados. “Esto es lo que eligió el pueblo estadounidense. Es aterrador e insultante”, dijo.