El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha generado controversia al autoproclamarse ganador de las elecciones generales, alegando un impresionante “85% de los votos”, según sus propias publicaciones en redes sociales. Esta autoproclamación ha desatado críticas y preocupaciones sobre la democracia en el país centroamericano.
Bukele, que desafió la prohibición constitucional para la reelección, se valió de argucias legales para presentarse a los comicios, donde las encuestas lo señalaban como el claro favorito. En un mensaje en redes sociales, el mandatario destacó que su supuesta victoria representa un “récord en toda la historia democrática del mundo”, sin esperar a los datos oficiales del recuento electoral.
El gobernante, que ya había sido objeto de críticas por su controvertida lucha contra las pandillas y la inseguridad ciudadana, requería mantener la mayoría en el Parlamento para consolidar su régimen de excepción, que ha sido cuestionado por detenciones sin garantías de derechos fundamentales, según denuncias de activistas y organismos internacionales.
El hecho de que Bukele haya garantizado la reelección por una abrumadora mayoría, según las encuestas, plantea interrogantes sobre la salud de la democracia en El Salvador. La situación se torna más inquietante al considerar que, de confirmarse los resultados, Bukele sería el primer presidente reelegido en los últimos 32 años, gracias a cambios en la interpretación constitucional realizados por la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema.
El comportamiento autocrático y la aparente vulneración de las normas democráticas por parte de Bukele encienden las alarmas y resucitan el temor de un retorno a ciclos de dictaduras en El Salvador.