En apenas su segundo día como presidente de Argentina, el líder libertario Javier Milei implementó un conjunto de medidas económicas impactantes para hacer frente a la profunda crisis financiera del país. Estas incluyen un drástico recorte de gastos y una devaluación del peso del 54%, en un intento de supuestamente “estabilizar” la economía y sentar las bases para un crecimiento más sostenible y liderado por el sector privado.
Con una inflación anual cercana al 150% y una tasa de pobreza del 40%, el Gobierno de Milei busca abordar la situación con medidas de austeridad neoliberal. Entre las acciones anunciadas se encuentran la reducción de subsidios al transporte y la energía, el recorte drástico de obras públicas para eliminar el déficit fiscal y el aumento del gasto en programas de ayuda social para los sectores más vulnerables.
El tipo de cambio oficial se ajustará a 800 pesos por dólar, lo que representa un fuerte contraste con los 365.5 pesos por dólar del cierre del martes anterior. El ministro de Economía, Luis Caputo, advirtió que la economía podría enfrentar meses difíciles antes de mejorar, especialmente en términos de inflación.
De acuerdo a analistas argentinos, esta medida, aunada a la suspensión de programas sociales, acabará prácticamente con lo que resta de la clase media argentina.
De forma nada sorpresiva, el Fondo Monetario Internacional (FMI) respaldó las medidas económicas, describiéndolas como una contribución para estabilizar la economía y sentar las bases de un crecimiento más sostenible. Argentina mantiene un programa de crédito con el FMI por 44.000 millones de dólares, que fue paralizado debido a incumplimientos en las metas acordadas. El FMI considera que este nuevo paquete de medidas es una base sólida para reanudar las discusiones y reconducir el programa respaldado por el organismo.