En un desarrollo económico que ha sorprendido a los escépticos de la actual administración , durante el mes de agosto, la actividad económica en México experimentó un crecimiento del 3.55% en comparación con el mismo período del año 2022. Este resultado superó las expectativas previamente establecidas y sugiere que se está consolidando un crecimiento por encima del 3% del Producto Interno Bruto (PIB) para todo el año.
Los datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) muestran que la actividad económica aumentó un 0.39% en comparación con el mes de julio, superando la estimación anterior de 0.33% del propio instituto. Este crecimiento se debió en gran medida a la expansión de prácticamente todos los sectores, con especial énfasis en la industria y los servicios.
El sector industrial continúa liderando el crecimiento, impulsado principalmente por la construcción, en particular la inversión pública en obras civiles, y por la minería, que se ha recuperado tras la normalización en Pemex después del accidente en una de sus plataformas en julio. Por otro lado, los servicios se beneficiaron de un mayor avance en actividades relacionadas con el esparcimiento.
Este crecimiento inesperadamente fuerte también se atribuye a la recuperación de las actividades primarias o agropecuarias, que registraron un aumento mensual del 2.56%, compensando parte del rezago causado por las complicaciones climáticas experimentadas a lo largo del año.
A la luz de estos resultados, el mercado anticipa que el tercer trimestre permitirá consolidar un crecimiento de alrededor del 1% en comparación con el trimestre anterior y un 3.22% en comparación con el mismo período de 2022. Estos datos serán confirmados por Inegi en su próxima publicación.
Si esta tendencia continúa, se cumplirán las proyecciones de crecimiento del PIB de más del 3% para el cierre de 2023, incluso si la economía comienza a desacelerarse en los últimos meses debido a las altas tasas de interés. Esto refleja un cambio en las expectativas del mercado con respecto a las posturas de los bancos centrales de México y Estados Unidos en el corto plazo.
En cuanto a la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, los inversionistas ya incorporan una postura restrictiva durante un período más largo, con la posibilidad de un aumento de tasas antes de que termine el año. Por su parte, el Banco de México (Banxico) se considera más cauteloso y se estima que podría recortar las tasas hasta marzo del próximo año, en contraposición a las proyecciones previas que sugerían que podría hacerlo antes.