Con el 99.89% de los votos escrutados, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) ha anunciado que el candidato del Movimiento Semilla, Bernardo Arévalo, lidera el conteo oficial con un 58.04% frente al 37.20% de su oponente de derecha, Sandra Torres, del partido Unión Nacional de la Esperanza (UNE).
Bernardo Arévalo, hijo del exmandatario Juan José Arévalo, ha enfocado su campaña en la lucha contra la corrupción que ha permeado diversos sectores políticos y económicos en Guatemala. La victoria de su Movimiento Semilla, una fuerza política emergente fundada en 2018, subraya el clamor popular por un cambio profundo en la gestión gubernamental.
A pesar de la victoria contundente, la oficialización de los resultados y la asunción de Arévalo como Presidente no están exentas de obstáculos. La administración actual y el sistema judicial guatemalteco han intentado previamente suspender a su partido para evitar su participación en el balotaje. La percepción de persecución política y la sombra de la corrupción que pesa sobre las instituciones generan incertidumbre sobre la estabilidad política del país.
La victoria de Arévalo se presenta como un contrapunto a la administración saliente, acusada de cooptar instituciones y perseguir a sus detractores para mantener la impunidad en casos de corrupción. La comunidad internacional y líderes regionales han felicitado a Arévalo por su triunfo, destacando la importancia de fortalecer la democracia y el Estado de Derecho en Guatemala.
El nuevo Presidente electo ha reiterado su compromiso con la lucha anticorrupción y ha manifestado su intención de reunirse con el actual mandatario, Alejandro Giammattei, para una transición ordenada. Sin embargo, la polarización política y la posible judicialización del proceso electoral siguen siendo desafíos inminentes.